Llamando a las hermanas Arin y Erin

Una ventana a un momento histórico en el aquelarre de la Vía Láctea.

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-¿Sientes el agua en tus pies?

Dijo Harper a Arin

-Sí

-Eso significa que estamos a punto de traer a tu hermana. Mi gema hace que brille el río- Dijo Harper mientras cerraba los ojos y extendía sus brazos.

Las constelaciones le hablaban, Erin estaba por llegar.

-No sé que decirle, es muy extraño todo- Expresó Arin con preocupación

-Somos seres de la Vía Láctea, necesitamos estar juntas para tener poder, porque por separado somos poco resistentes- respondió mientras sus manos se movían lentamente por el terreno del río.

Harper comenzó a derramar cascadas de entre sus dedos. Un pequeño huracán se formaba de frente a ella. Arin con su pañoleta amarilla, la colocaba encima de aquel remolino para que su esencia trajera a su hermana del espacio, que de hecho, era una versión de ella misma pero de otro momento cuántico.

-Vamos Erin, ven con nosotras- susurró Arin con un entusiasmo ahogado

El huracán seguía constante, su fuerza seguía latente, pero Harper se agotaba cada vez más. Arin veía la agonía de su compañera, así que tomó su pañuelo y lo ató a sus rizos para avivar el poder. Los caireles poco a poco se convirtieron en torbellinos de agua brillante, la cual tenía ese efecto por la arena que se movía en ella.

Se hizo un silencio casi de muerte, las constelaciones estaban a su máximo esplendor y la luna estaba por desaparecer. Sólo se oía el rio girar sin estruendos.

A lo lejos, se escucharon unos pequeños pasos. Harper había terminado su hechizo pero el agua seguía corriendo en ella. No entendía que pasaba.

El sonido de los pasos se elevaron y vieron a Erin en su tutú blanco con largas orejas de conejo

-¿Por qué me llamaron?- dijo confundida

Harper sonrió ante su presencia y ver que su hechizo seguía teniendo fuerza sin que ella dijera conjuro alguno.

-Por esto, porque juntas somos muy fuertes- Le respondió

-No tenían que llamarme-

-El aquelarre de la Vía Láctea está débil y necesitamos hacernos de discípulos y mi magia, sin la tuya, sólo es… inútil- Dijo Arin extendiendo su amuleto de sol naranja que estaba brillando por primera vez en años. Erin, sacó el suyo de un sol azul y también comenzó a brillar por primera vez en años.